Estados Unidos se ha esforzado por convencer a Rusia para retornar al cumplimiento del Nuevo START tras la decisión de Moscú de pausar este tratado, el último de desarme nuclear que quedaba vigente entre ambos países, pero esto es imposible, declaró hoy el viceministro de Exteriores ruso Serguéi Riabkov.
«Tras la decisión del presidente (de Rusia, Vladímir) Putin de pausar el tratado Nuevo Start, los colegas estadounidenses intensificaron sus esfuerzos para que Rusia cambiara su decisión y retornase a las negociaciones, para que se reanudaran las inspecciones. Pero esto es imposible», aseveró a RT Arabic.
El viceministro de Exteriores ruso indicó que Rusia ya aprobó la correspondiente ley, de lo cual Moscú informó a sus socios estadounidenses.
Riabkov puntualizó que Moscú podría retomar el Nuevo Start «solo en el caso de que Washington revise su actitud respecto a Rusia».
«Mantendremos en la medida de las necesidades los contactos con los estadounidenses. No podemos afirmar que tengamos resultados significativos. Pero Moscú no rechaza el diálogo, estamos abiertos a él», añadió.
Puso como ejemplo las negociaciones sobre el intercambio de presos entre ambos países, al afirmar que se lleva a cabo «por los canales especializados».
«En los últimos meses se alcanzaron determinados resultados», afirmó, en referencia al intercambio de la estrella del baloncesto estadounidense Brittney Griner por el traficante de armas ruso Víctor But, ocurrido en diciembre pasado.
«Vemos esto como un momento positivo en las relaciones ruso-estadounidenses de los últimos tiempos», destacó.
Sin embargo, lamentó el mal estado de las relaciones y afirmó que Moscú está abierta «para debatir la forma de normalizar el trabajo de las instituciones diplomáticas de ambos países», que han sufrido reiteradas expulsiones de diplomáticos de ambos lados, el bloqueo de cuentas bancarias y el arresto de propiedades diplomáticas.
Putin anunció el 21 de febrero la suspensión del cumplimiento por parte de su país del Nuevo START, aunque matizó que Rusia no abandona el pacto, sino que se limita a suspenderlo por culpa de EEUU y la actitud hostil de Washington, que apoya con armamento y finanzas a Ucrania.
Firmado en 2010 por los entonces presidentes estadounidense y ruso, Barack Obama y Dmitri Medvédev, el Nuevo START limita el número de ojivas nucleares de largo alcance que cada país puede tener desplegadas a 1.550.
También restringe el número de vehículos y sistemas de lanzamiento que pueden tener desplegados o en reserva Washington y Moscú, pero su pieza fundamental es el régimen de verificación que el tratado establece para asegurar que se cumplen estos límites.