CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 10 de enero de 2022
Este tema lo he abordado cuando en México surge, a nivel del Congreso de la Unión, el debate (muchas veces estéril) sobre la eventual despenalización de drogas ilícitas, tema que ya se ha superado en otros países, verbigracia los europeos.
Antes de entrar en materia vayamos a los antecedentes, muy atrás en la historia humana. En el Génesis, capítulo 9 versículos 20-23, leemos cómo Noé se embriagó bebiendo -probablemente- el destilado de uvas que él mismo cultivaba en su jardín. Es decir: tomó vino, se le pasó la mano y… saquen ustedes sus propias conclusiones.
Hay otros textos bíblicos referentes al ajenjo que, de acuerdo a distintos datos históricos, es una bebida alcohólica de ligero sabor anisado, con un fondo amargo de tintes complejos debido a la contribución de otras hierbas. Cuando se le añade agua fría, la bebida se transforma en la esencia lechosa “louche”. Comenzó siendo un elixir en Suiza, pero donde se hizo popular fue en Francia debido a la asociación entre los artistas y escritores románticos que tomaban esta bebida en el París de la última parte del siglo XIX hasta que se prohibió su producción en 1915. La marca más popular de absenta (raíz etimológica de la palabra) durante los años iniciales fue “Pernod Fils” y hoy continúa siéndolo mundialmente. La absenta ha sido una bebida controversial a lo largo de la historia.
Lo anterior tiene relación con la creencia de que al consumir cierta cantidad de absenta surgen alucinaciones, y por eso algunos países decidieron prohibirla. Con el tiempo –más de medio siglo- y su creciente demanda, los países empezaron a levantar las prohibiciones fijando límites máximos al contenido de tuyonas (aceites esenciales químicamente asociados al alcanfor) para evitar alucinaciones. Actualmente está prohibida en algunos territorios de los Estados Unidos.
Obviamente, al hablar sobre la historia general de las drogas siempre es necesario remontarse hasta la antigüedad.
Por ejemplo, parece ser que la adormidera (fuente del opio) se cultivaba en Europa durante la Edad de Piedra. En Suiza se han encontrado fósiles de semilla de adormidera perteneciente al cuarto milenio antes de Cristo.
Las propiedades embriagadoras del cáñamo de la India fueron utilizadas para algunas ceremonias religiosas.
En el año 600 los árabes propagaron las virtudes terapéuticas de la adormidera, revelando a los chinos la propiedad estupefaciente del opio.
El consumo de la droga se extendió rápidamente por toda China y se desarrolló el contrabando del opio a gran escala.
A principios del siglo XX aparecieron en occidente el opio y el hachís.
Finalmente, el consumo de drogas se extendió por todo el mundo, creando un grandísimo problema social.
La ONU calculó en 1971 que en todo el mundo había unos 120 millones de drogadictos.
Si ustedes desean conocer más información respecto al origen del narcotráfico en México por favor lean el excelente libro “El cártel de Sinaloa. Una historia del uso político del narco” (Editorial Grijalbo, México, 2009) donde, entre otras facetas históricas, hallarán una sobre el tráfico de opio en Sinaloa (durante la década de los años veinte) por chinos inmigrados a nuestro país a través de los puertos de Topolobampo y Mazatlán.
Con ellos llegaron ciencia, técnica, arte y la filosofía de una civilización diferente, pero también una sustancia que les agradaba sobremanera: el opio. No hace mucho, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, declaró que, al destruirse los sembradíos de amapola en ciertas regiones del estado de Guerrero, los productores se quedaron sin su principal fuente de ingresos. “¿Ahora de qué van a vivir?”, interrogó López Obrador, lo cual le ganó infinidad de críticas.