CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 22 de febrero de 2023
Este martes se difundió la lista de las 50 ciudades más violentas del mundo. Y aunque no se le ubicó entre las primeras 10 (la mayoría mexicanas), Cuernavaca consiguió situarse en la posición número 14.
De acuerdo con el “Ranking 2022 de las 50 ciudades más violentas del mundo”, presentado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, México concentró la mayor cantidad de urbes, 17 en total, con los índices de homicidios más altos a nivel mundial por cada 100 mil habitantes.
De los 10 primeros lugares, nueve ciudades se localizan en México, y son (en orden de importancia) Colima, Zamora, Ciudad Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Uruapan, Ciudad Juárez y Acapulco. Y aunque la gran mayoría de medios informativos dieron relevancia a las 10 primeras localidades, la capital de Morelos fue ubicada en el nada envidiable sitio 14, lo cual confirma la grave crisis de seguridad padecida por nuestro querido terruño.
Sin embargo, el hecho de que la multicitada ciudad morelense sea incluida entre las regiones mexicanas con mayor criminalidad en el citado “ranking” no es nada nuevo, pues reiteradamente se le ha anexado en las alertas de viaje de varios países (verbigracia Estados Unidos) dirigidas a sus ciudadanos, a fin de que reconsideren viajar a las zonas ahí descritas. Todavía el año pasado, en las Travel Warning del gobierno norteamericano, Cuernavaca y la zona aledaña a las lagunas de Zempoala (Huitzilac) seguían siendo lugares poco recomendables para viajar. La inseguridad, desgraciadamente, se ha confirmado con los constantes asaltos a mano armada, el robo de vehículos y los secuestros.
LA ERA PANISTA Y GENARO
Pero rascando todavía más en los antecedentes de la grave problemática, llegamos a “La conexión Morelos” durante la era panista; es decir entre los años 2000 y 2012, cuando anidó el crimen organizado sin que sus principales jefes fueran molestados. Al contrario: los grandes capos mantuvieron postrados a los gobernantes en turno (a nivel estatal y en infinidad de municipios), lo cual se confirmó durante el juicio a Genaro García Luna, ex director general de la extinta Agencia Federal de Investigaciones de la PGR (hoy FGR) y ex secretario de Seguridad Pública en el sexenio calderonista. Morelos en lo general y Cuernavaca en lo particular quedaron registrados para la posteridad en los archivos de la DEA. Los mandatarios de Morelos fueron Sergio Estrada Cajigal (2000-2006) y Marco Adame Castillo (2006-2012). Ambos, panistas.
En anteriores columnas he comentado respecto a la manera espectacular con que Sergio Villarreal Barragán (alias “El Grande”) apareció durante el juicio García Luna. Ese personaje, otrora jefe del brazo armado del cártel de los Beltrán Leyva en diferentes regiones mexicanas, incluido Morelos, fue uno de los testigos “clave” durante el juicio que se le hizo a dicho ex funcionario federal en el Tribunal del Distrito Federal de Brooklyn, nueva York, en los Estados Unidos de Norteamérica. Como se sabe, este martes el jurado declaró culpable a García Luna de los cinco delitos que le imputó la Fiscalía norteamericana. El 27 de junio el juez emitirá la sentencia, que no será nada grata para García Luna.
“El Grande” y los hermanos Beltrán Leyva vivieron en Cuernavaca gracias al encubrimiento que sobre ellos hicieron los más altos exponentes del panismo. Es obvio que los gobernadores en turno, así como los responsables de las áreas de seguridad en los tres órdenes de gobierno conocían que, desde el plano federal, ese cártel recibía apoyo, concluido de manera sangrienta el 16 de diciembre de 2009 al ser abatido Arturo Beltrán Leyva, por elementos de la Marina Armada de México, en las Torres Altitude, de la colonia Lomas de la Selva en Cuernavaca.
Resulta muy, pero muy difícil creer que el mismísimo Felipe Calderón (2006-2012) ignorase lo que sucedía en el entorno de García Luna y los más destacados panistas en las entidades, como Morelos, donde realizó lucrativos negocios.
Durante una audiencia en dicho juicio, “El Grande” declaró que Genaro García Luna fue secuestrado en Cocoyoc, Morelos, por órdenes de Arturo Beltrán Leyva para reclamarle que estaba rompiendo sus acuerdos con el cártel. García Luna iba camino a su residencia de fin de semana en Lomas de Cocoyoc, mientras “El Barbas” veraneaba sin problemas en el fraccionamiento “Limoneros” de Ahuatepec, en la zona norte de Cuernavaca. Aquellos vínculos eran un secreto a voces en círculos de seguridad pública de la entidad morelense. Difícilmente puede creerse que Calderón ignorase la protección que aquí se le prodigaba a grandes capos, a través de García Luna.
Para concluir debemos recalcar que Cuernavaca y otras regiones morelenses tuvieron (¿tienen?) presencia mediática a nivel nacional y fuera de México debido a que aquí se sostuvo, desde luego con el encubrimiento institucional, “La Conexión Morelos”. Es decir, hubo contubernio entre las más altas autoridades y los grandes capos. Es indudable que la mayoría de testigos del juicio a García Luna residieron en nuestra hospitalaria entidad.
Y ahora Cuernavaca aparece en el lugar 14 entre las 50 ciudades más violentas del mundo. “¿A dónde vamos a parar?”, preguntó el clásico.