OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 19 de mayo de 2023
Conforme nos acercamos al proceso electoral de 2024, los grupos sociales relativamente enterados sobre el acontecer político buscan a diario (y lo seguirán haciendo en los meses venideros) la información más aproximada a la realidad, a fin de tomar decisiones.
Es decir: quisieran evitar las equivocaciones y no “encender veladoras” donde no deben hacerlo. Es en tal contexto de la cotidianeidad morelense donde los grupos de interés o de presión son presas fáciles del rumor, el chisme y la propaganda negra.
Este fenómeno ha sido estudiado por la sociología moderna y merece nuestra atención conforme nos acercamos a los tiempos electorales, a los plazos en que todos los partidos políticos habrán de escoger a sus candidatos a cargos de elección popular, y finalmente al “banderazo de salida”, cuando escucharemos el grito de “¡arrancan!”, iniciándose una de las más feroces competencias electorales de que tengamos memoria. A la de 2024 la he denominado “La Madre de Todas las Elecciones” por la cantidad de cargos de elección popular que se disputarán en una sola jornada, el 2 de junio del año próximo.
En este contexto aparece la propaganda negra.
Quien más la ha utilizado, desde hace más de cuatro años, es el presidente de la República.
El objetivo que persigue esta propaganda es exacerbar la ya de por sí existente polarización y tensión social.
Aquí me referiré al general chino Sun Tzu, con conceptos incluidos en el libro “El Arte de la Guerra”. Chequen lo siguiente:
“El ataque no consiste sencillamente en el asalto a las ciudades amuralladas o en disponer ordenadamente el avance de las tropas; debe incluir el arte de acometer contra el equilibrio mental del enemigo (…) combatir y conquistar no es la excelencia máxima en la guerra. Ésta consiste, en quebrar la resistencia del enemigo sin luchar”.
Dos mil años después Lenin dijo:
“Es la guerra psicológica donde las armas ni siquiera se utilizan en el campo de batalla. En su lugar ocurre la desintegración de la moral y de la fibra espiritual de una nación por voluntad de la otra”.
Hoy en día la propaganda política es conocida como operaciones psicológicas, guerra de cuarta generación, operaciones de información, y dentro de un término más amplio, es conocida como guerra política en el marco de la batalla total.
La propaganda negra aborda temas que atrapan fácilmente la imaginación del hombre común y que pueden correr de boca en boca.
Estos rumores siempre tienen un valor operacional; es decir, obligan a la gente a movilizarse y a entorpecer la labor del gobierno sin darse cuenta.
El finado filósofo italiano Paolo Facchi expresaba, con relación a la propaganda política, que “es un trabajo de presión ejecutado para influir sobre la opinión pública y la conducta de la sociedad de tal modo que el individuo adopte una opinión y un comportamiento determinado (…) La propaganda política pretende crear, transformar o confirmar opiniones a favor de ideas y creencias, así como estimular determinadas conductas políticas (…) Dirigida a las masas, la propaganda política intenta ejercer su influjo con efectos emotivos y no con razones”.
Más de una vez he escrito que las conferencias de prensa mañaneras tienen como objetivo fundamental sostener a la Cuarta Transformación, sin importar lo que opinen “las oposiciones”. El público, la gran masa, es decir su clientela preelectoral es lo que más interesa al presidente. A estas alturas del sexenio se ha mofado y sigue mofándose de quienes ingenuamente se van con la finta de lo que se diga en ese foro, donde pasa de un tema a otro, de una ocurrencia a otra, sin recato.
Nada de lo que se diga de él en los medios le causa mella al multicitado político tabasqueño quien ahora está muy entretenido con la efervescencia electoral. No tiene ningún pudor para burlarse inclusive de sus “corcholatas”, o sea, aquellas mujeres y hombres que se sienten “presidenciables”. Por eso cada día se decantan más las posiciones de obradoristas y morenistas. No son lo mismo.
PUBLICIDAD Y PROPAGANDA
La propaganda es un método de comunicación cuyo objetivo es dar a conocer una información con la intención de influir en el público para que actúe de una manera determinada o utilice un determinado servicio o producto.
Empero, a diferencia de la publicidad, la propaganda tiene como objetivo primordial atraer al público con un determinado fin, de manera emocional, sin estar relacionada necesariamente con la venta de un producto.
Entre las características más destacadas de la propaganda se encuentran las siguientes:
- Es subjetiva y parcializada.
- Se utilizan recursos que llamen la atención del público y que resulten atrayentes para las masas.
- Los recursos gráficos están cargados de colores, grandes letras y mensajes que apelen la emoción del destinatario para conseguir los objetivos propuestos.
La propaganda está relacionada con la política. Cuando hablamos de propaganda política, el objetivo de la misma es vincular al ciudadano con un determinado partido, postura, ideología o sistema, siempre buscando el impacto emocional.
La propaganda está vinculada a las campañas políticas. Se busca a través de los diferentes medios y soportes crear un plan de comunicación persuasivo con propuestas, discursos y recursos para emocionar a los posibles votantes. También se trabajan los gestos, personalidad de los candidatos y su familia con la intención de influir lo máximo posible en los ciudadanos y conseguir su apoyo en las urnas. México es un país donde se utiliza esta estrategia.