ANÁLISIS
Por Jorge Messeguer Guillén
Viernes 28 de octubre de 2022
Ya viene el esperado mundial de futbol, el próximo 20 de noviembre dará inicio y durará hasta el 18 de diciembre. Me parece que un futbolista en funciones de gobernador estará muy ocupado en ese periodo.
No tengo la menor idea de porqué se escogió a Qatar como la sede del mundial, pero me queda claro que no fue precisamente por ser un país garante de los derechos humanos, todo lo contrario.
Antes el futbol era un juego de hombres para hombres, hoy en día hay una gran afición femenina, además de que las mujeres lo juegan muy bien a nivel amateur y profesional. Sin embargo, en Qatar las mujeres cuentan muy poco. Los derechos de las mujeres se restringen al grado de tener que pedir permiso al padre o tutor para casarse, para viajar al extranjero con una beca o para acceder a ciertos empleos gubernamentales. Si la mujer es divorciada no puede tener la tutela de sus hijos. Apenas en marzo el gobierno de Qatar rechazó las conclusiones de un informe de Human Rigths Watch sobre la discriminación hacia las mujeres.
Para aquellos que les gusta ir a los estadios y disfrutar de los partidos acompañados de una cerveza bien fría, hay que advertirles que en Qatar está prohibido tomar bebidas alcohólicas en los estadios y en cualquier parte; tampoco se les ocurra tratar de ingresar la tradicional anforita o una botella de alcohol al país, podrían ser detenidos. Si quiere brindar tendrá que hacerlo solo en algunos bares permitidos para turistas y pagar precios excesivos.
Si usted está en Qatar con su pareja heterosexual (esposa o esposo), en un lugar público, aun debidamente casados, no se le ocurra expresar muchas muestras de afecto, la ley no lo permite. Y menos aún si no están casados, olvídense de expresar demasiado afecto en público; todo lo que quieran en lo obscurito y que no se sepa. Si su pareja es del mismo sexo, ni se le ocurra decirlo, mostrarlo, insinuarlo: la homosexualidad es considerada delito con pena de cárcel.
Cuántos jóvenes y no tan jóvenes se van al mundial a disfrutar del futbol con la esperanza de ligarse a alguna muchacha extranjera como parte del anecdotario del viaje, a esas personas les decimos que se abstengan de tener sexo en Qatar con una nativa sin antes prometerle matrimonio, literalmente puede ser juzgado y condenado a azotes y a una pena de cárcel de hasta 7 años. Aplica también para las mujeres. Una joven mujer mexicana recientemente fue víctima de esas leyes retrogradas.
Me imagino y quiero pensar que los jugadores podrán expresar su alegría cuando caiga un gol y festejarlo como suelen hacerlo sin ser amonestados o detenidos por prácticas que pudieran ser cercanas al sodomismo, por aquello de los abrazos y apretones.
En un ambiente dominado por la visión retrograda de leyes inspiradas en la religión más que en la justicia, se llevarán a cabo los partidos de futbol.
Está claro que para la FIFA y los organizadores locales lo que importa es el negocio del futbol por sobre cualquier otra cuestión de principios y respeto a los derechos humanos. Sería deseable y muy importante que estos eventos de cobertura mundial sirvieran para avanzar, como humanidad, en los temas de respeto a los derechos humanos, para acabar la discriminación y para luchar por la equidad de género para las mujeres. Ya sé que suena a utopía, nunca hay que perderla.
Lo más significativo es que ningún país se ha negado a participar en ese mundial. Todos voltean para otro lado.
A lo más que han llegado los gobiernos como el de México y de otros países de América latina, ha sido la publicación de ciertas recomendaciones para los que van a viajar a Qatar para evitar que se metan en problemas por ejercer derechos que allá no existen, en caso de ser detenidos sepan que hacer y a donde recurrir para evitar que los lleven a juicio y los condenen a azotes o a penas de cárcel. Abstinencia o cárcel, no hay más.
En esta ocasión me perderé el mundial como medida de protesta por llevarlo a cabo en un lugar en donde los derechos de las mujeres son violentados, en donde se discrimina por preferencias sexuales y en donde el derecho y la justicia se confunden con dogmas de fe. Los tribunales religiosos imponen penitencias, los tribunales civiles sentencias. En México lo tenemos claro desde la época de Juárez, en Qatar no.
Empieza el mundial, pan y circo.