ANÁLISIS
Por Jorge Messeguer Guillén
Viernes 2 de septiembre de 2022
Resulta que el gobierno federal está implementando un nuevo programa piloto de enseñanza en las escuelas. Este nuevo programa propone que las matemáticas y el español o también llamada lengua nacional, dejen de ser los ejes fundamentales de la educación básica y se incluyan tangencialmente en los nuevos ejes que plantean.
Mis recuerdos de la primaria me remiten automáticamente a las matemáticas (aritmética y geometría) y a la lengua nacional principalmente. Debo reconocer que fui muy afortunado por poder estudiar en un colegio en donde se hacía énfasis en estas dos asignaturas de manera prioritaria, sin descuidar otras: ciencias naturales, geografía, historia, arte y dibujo, educación musical, educación física e inglés.
A los 8 de la mañana sonaba la chicharra que daba la indicación de entrar al salón de clases. Las maestras y los maestros se reunían en el patio, ataviados con sus batas blancas impecables, con su nombre bordado en el bolsillo izquierdo. Entrábamos al salón a ocupar nuestros lugares y abrir la libreta rayada, de forma francesa y pasta dura, en una página en blanco; marcábamos con color rojo los márgenes izquierdo y superior para después destinar la esquina izquierda de la página para hacer un recuadro de 6×6 cm denominado “la viñeta”; ahí hacíamos un dibujo con algún tema relacionado a una efeméride, a temas varios o simplemente tema libre. Iniciar el día dibujando relajaba y te colocaba en las mejores condiciones para aprender. Al lado derecho de la viñeta anotábamos las observaciones meteorológicas del día: temperatura (había un termómetro de pared), condiciones del cielo (despejado, nublado) y del viento (en calma, ligero, fuerte).
Inmediatamente después empezaba el cálculo mental, un ejercicio en donde el maestro dictaba diez operaciones aritméticas combinando las cuatro operaciones básicas y otras más como los quebrados y las potencias, había que resolverlas mentalmente y escribir el resultado en la libreta en un tiempo corto. Un ejercicio de agilidad mental y rapidez.
Después seguían las mecanizaciones; veinte operaciones aritméticas varias (no fáciles) que había que resolver de manera individual, para luego entre todos resolverlas en el pizarrón y finalmente autoevaluarnos.
Continuábamos con la gramática, ortografía, redacción y lectura de comprensión. Nos enseñaban a conjugar los verbos al derecho y al revés, planas enteras de conjugación de verbos regulares e irregulares.
Destinábamos las dos últimas horas de la jornada a las otras asignaturas utilizando los libros de texto que nos daba la SEP.
Todos estos ejercicios diarios de matemáticas y de lengua nacional hacen que se ejercite el cerebro y la memoria, condición indispensable para el desarrollo intelectual. No lo digo yo, lo dicen los expertos. Las matemáticas ayudan a desarrollar el pensamiento lógico, a razonar, a tener una mente preparada para la abstracción y para la crítica.
Ahora resulta que quieren quitar estas importantísimas asignaturas, cuando está comprobada su importancia en el desarrollo neurológico de las niñas y los niños, y quieren probar un nuevo modelo inspirado más en una visión ideológica que en bases científicas y que a todas luces generará alumnos con graves carencias cognitivas. Algún especialista me dijo una frase lapidaria: “este modelo producirá una generación de tontos funcionales”.
No se vale experimentar con la niñez; no se vale anteponer la doctrina, la propaganda del sexenio sobre lo que científicamente está comprobado en cuanto al funcionamiento del cerebro y los mecanismos neurológicos del aprendizaje.